Hoy profundizamos en un aspecto doloroso de la alienación parental: las mentiras que un progenitor cuenta a sus hijos sobre el otro. Usando una experiencia personal compartida por un lector (con su permiso, manteniendo el anonimato), exploraremos cómo estas falsedades no solo dañan la imagen del padre o madre ausente, sino que también impactan profundamente en el desarrollo emocional de los hijos. Recordemos: la alienación parental es una práctica manipuladora que busca distanciar al niño del otro progenitor, y no debe tolerarse bajo ninguna circunstancia.
La historia de un padre y su hija: Cuando la verdad sale a la luz
Imagina esto: tras una separación, un padre accede voluntariamente a un acuerdo judicial para la pensión alimenticia y la custodia de su hija de apenas dos años. Sin necesidad de abogados, se presenta en la audiencia y se llega a un convenio rápido. La jueza, reconociendo su carácter tranquilo y sin antecedentes, le otorga visitas amplias, sin restricciones de días u horas. Durante años, este padre cumple fielmente: cumple con la pensión alimenticia puntualmente cubriendo el colegio privado de su hija, financia el transporte escolar y hace compras adicionales, como cualquier padre comprometido.
No lo hace por obligación legal extra, sino por amor y responsabilidad. Sin embargo, cuando la hija llega a los 15 años, surge una conversación reveladora. La madre le había repetido insistentemente que el padre «nunca había puesto un centavo», pintándolo como alguien irresponsable y ausente. La joven, influenciada por estas afirmaciones, pregunta directamente a su padre. Él, sin rencor, va a un cajón donde guarda los documentos y le muestra los recibos de pagos acumulados durante todos esos años. La hija queda asombrada, no solo por la evidencia de que su padre siempre había contribuido —incluso más allá de lo exigido—, sino por descubrir la magnitud de la mentira que su madre le había inculcado durante tanto tiempo.
Esta anécdota no es aislada; refleja un patrón común en la alienación parental, donde un progenitor usa mentiras para erosionar el vínculo con el otro. En este caso, la madre no solo ocultaba los pagos, sino que activamente desvirtuaba la imagen del padre, generando en la hija una percepción distorsionada de abandono. Afortunadamente, la verdad prevaleció, pero el daño ya estaba hecho: años de dudas innecesarias y una relación que podría haber sido más fuerte.
Por qué las mentiras de los padres a sus hijos son inaceptables
Esta conducta no se debe tolerar porque va en contra del bienestar del niño. Primero, deja mal al otro padre o madre, creando una narrativa falsa de negligencia o egoísmo. En la historia anterior, el padre era retratado como alguien que «nunca dio nada», ignorando sus contribuciones reales, como el colegio privado y las compras extras. Esto no solo es injusto, sino que usa al hijo como arma en un conflicto adulto.
Segundo, genera en el niño o niña una imagen espantosa del progenitor alienado. Los hijos crecen con resentimiento infundado, creyendo que fueron abandonados o no valorados. Esto puede llevar a problemas emocionales como baja autoestima, ansiedad o dificultades para confiar en relaciones futuras.
En el ejemplo, la hija adolescente se enfrentó a una disonancia cognitiva: cómo reconciliar la «verdad» de su madre con la evidencia tangible?
Y tercero, las consecuencias perduran en el tiempo. Cuando estos niños se convierten en adolescentes o adultos, muchos terminan distanciándose del progenitor alienado por mentiras implantadas en su cabeza. Ocultar pagos, rechazar regalos (como en casos donde un padre intenta comprar yogures, leche o cereales online, pero la madre los rechaza alegando que son «chatarra», mientras ella permite pizzas y hamburguesas) o hablar mal constantemente, siembra semillas de rechazo. En la anécdota, aunque hubo un momento de claridad, el contacto actual con la hija mayor es básico y pobre, limitado a mensajes esporádicos por WhatsApp, con excusas de «no tener tiempo».
Esto ilustra cómo las mentiras iniciales pueden evolucionar en un alejamiento permanente, robando a los hijos la oportunidad de una relación equilibrada con ambos padres. Estadísticas respaldan esta realidad: estudios indican que la alienación parental afecta a un alto porcentaje de familias separadas, con madres identificadas como alienadoras en alrededor del 68% de los casos reportados, posiblemente por tener custodia primaria. Pero el género no es el punto; el foco es el impacto en los hijos, quienes sufren estrangement (alejamiento) en la adultez, con tasas más altas en mujeres que se distancian de sus padres (27.7%).
Cómo combatir estas mentiras y proteger a los hijos
No tolerar esta conducta significa actuar proactivamente:
1- Documenta la verdad: Como en la historia, guarda recibos, correos y registros. No por venganza, sino para que, si surge la oportunidad, puedas mostrar la realidad sin palabras vacías.
2- Fomenta la transparencia: Habla con tus hijos de manera positiva, sin contraatacar. Enfócate en hechos, no en culpas.
3- Busca apoyo legal y psicológico: Si sospechas alienación, consulta abogados o terapeutas. En países como España o Latinoamérica, los tribunales priorizan el interés superior del niño y pueden intervenir.
4- Educa y previene: Enseña a tus hijos a cuestionar narrativas unilaterales y a valorar evidencia. Organizaciones como asociaciones de padres separados ofrecen recursos para reconstruir lazos.
En resumen, historias como esta nos recuerdan que mentir a los hijos sobre el otro progenitor es un acto egoísta que daña a todos. No se trata de ganar una batalla post-separación, sino de criar niños sanos y equilibrados. Si has vivido algo similar, comparte en los comentarios (anónimamente si lo prefieres). ¡En Padres Sin Fronteras, apoyamos la coparentalidad honesta y sin barreras!
Nota: Este artículo se inspira en experiencias reales y datos generales. No sustituye asesoramiento profesional. Si enfrentas alienación parental, busca ayuda especializada.